Providencia:

Como me lo imagine, Providencia es un lugar de ondas aisladas. En la isla están contenidos muchos habitantes aislados por su situación geográfica. Aunque todos se conocen y mantienen una buena relación, cada uno vive su vida por su parte. Dicho propiamente por Víctor, uno de sus habitantes, no hay muchas cosas que hacer, pescar, vivir el día, etc. La gente de ciudad vive en un estado de stress y paranoia que normalmente los isleños, y específicamente los providencianos no padecen. Esto los hace personas muy pacíficas y tranquilas, con expectativas muy diferentes, y en la misma medida, con intereses muy propios, lo que por un lado dificultó, pero por el otro lado ayudó en la búsqueda de los participantes del taller.

martes, 10 de enero de 2012


-El miércoles en la mañana trabaje con los profes de música, construyendo las latas xilófono. Esta vez no fue Luis el acordeonista, pero asistió Georgiebelle (supongo que se escribe así) que es profe de piano y que estaba el día que ensayaron en la escuela de música tocando los teclados. Una vez más Elías fue el que trabajo con más ahínco, me gusta su espíritu para hacer las cosas. Los otros profesores también estuvieron muy bien, pero más distraídos en sus propias cosas.

-A las 12:30 pm llegue al colegio de monjas, cerca al centro, y por lo tanto a la casa de la cultura del centro. Paulina me tenía listo el video beam, monte mi computador y les mostré la misma presentación a los muchachos de noveno. Hicieron preguntas, comentarios y algunos chistes en creole que no entendí.

-A las 4 pm estaba citado el grupo englobado, pero en un principio llegaron Jorge y Aldemar. Paulina dicta clases de artesanías a esa hora esos días, así que se dividió entre su oficio y mi clase, lo cual me parece bien. Con Jorge, Aldemar y su hijo Elian de 4 años fuimos a buscar latas por los alrededores, porque las pocas que había adquirido por esos días (comí varios enlatados la semana anterior en pro de la clase), habían sido convertidas en instrumentos esa mañana por los profes. Encontramos lo que buscábamos y nos dirigimos a la casa de la cultura. Me dijeron que Ingrid me estaba buscando y al poco rato apareció. Todos nos sentamos a cortar latas. Hicieron su instrumento y les dije que buscaran su caja acústica, y las encontraron en un televisor, una puerta o un mueble.

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